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ENTRE LINEAS

Historia de una obsesión (II)

Historia de una obsesión (II)

Pero, las historias están llenas de "peros", las piezas tenían mal encaje. Vaya por delante que estamos ante personajes con vivencias pasadas, turbulentas, pasionales, intensas que dieron al traste con su ingenuidad. Ahora son dos desconfiados y cualquier signo que no sea el acercamiento al otr@, es interpretado como una renuncia al sentimiento y una vuelta atrás que lleva hasta la anterior línea que se había atravesado. Y vuelta a empezar donde se dejó. Esas situaciones se dan, sin duda, como consecuencia de la ausencia de los otros cuatro sentidos. Por eso él quiso avanzar. Porque sabe que la ilusión por sentir ese deseo se agota y muere si se alargan en el tiempo.

Quiso saltarse las barreras, borrar las líneas que los separaba para que no sucediese. En vano. Un intento de encuentro real, no fue posible. "Es que estoy con las oposiciones, el trabajo y no tengo tiempo" escribía, para añadir acto seguido, "...ya buscaré fechas para vernos". "Si, por supuesto que si. Esperaré". Era la respuesta de la pasión de él contenida durante tanto tiempo. Un tiempo en el que acechaban las dudas. La distancia es alimento para la desconfianza. El no "ver", ciega. El no "oler", ahoga. El no "acariciar", enfría. El no "saborear", amarga.

"¿Y si fuese un juego?", pensaba él. "No. No puede ser. Sería un sin sentido estar horas y horas de conversación para que al final todo resulte una farsa", justificaba. "Entonces ¿por qué diciendo lo que dice sentir y sabiendo el sentimiento que sabe existe entre ambos, no está loca por ese encuentro?". El deseo, saben ambos, hace posible lo imposible, sin embargo seguía la ausencia. "¿Y si fuese, en realidad, un hombre?" se preguntaba él horrorizado. "¡ Menuda gilipollez estás pensando!". Otro sin sentido. Demasiada sensibilidad al "otro lado" aunque "¡tú también tienes muy desarrollada tu parte femenina!". "Si, si. Lo se. Pero la excitación física, real y rotunda que siento, ese instinto primitivo y animal que recorre mi cuerpo cuando percibo su presencia, obedece a la atracción de dos seres diferentes y complementarios. No, definitivamente, no se trata de un hombre". Esas diatribas finalizaban cuando ella aparecía. Todo volvía a su normal "anormalidad". Aparecía la sonrisa. Se restablecían los latidos del corazón, en su loca carrera por salir del pecho y el universo entero volvía a girar en el mundo de ellos dos. Solos...

 

(Entre Líneas mayo-junio 2005)

 

2 comentarios

Para Roser, mujer de cosas sencillas, ingrávidas y gentiles... -

... como pompas de jabón ;) Pero para buscar la sencillez mi querida Roser, primero debemos aprender y entender que las cosas son así, sencillas. Mientras tanto seguiremos complicándonos la existencia diseñando estrategias y dibujando laberintos. Con lo fácil que es decir: "¡Quiero más besitos sabrosos!" ;)

Roser -

Bueno, pues te comento este que está aquí solito, sin comentario alguno. He leído toda la historia y la verdad, discúlpame... pero creo que son ganas de pasarlo mal. Con lo hermosas que son las cosas sencillas. Aún en su dificultad nosotros tenemos el poder de hacerlas fáciles y placenteras. Si no se hace, pienso que es porque a la gente le gusta que haya algún elemento desestabilizador en su vida. Besitossssssssss sabrosos!!!